miércoles, 31 de agosto de 2005

EL SUEÑO ETERNO

Cuando haya llegado mi hora no habrá nada que pueda hacer, si acaso irme, a ser posible sonriendo y satisfecho. No se trata de algo que yo pueda solucionar, por eso no tiene demasiada lógica el sufrir a lo gratuito por anticipado. Que nadie se entregue en rendición al punto final, pero que ninguno se crea tampoco indemne a su aparición. Su transcendencia es justa titular legal de atención cuidando de no llegar a convertirse en obsesión. Nada ni nadie es merecedor en ninguna forma de obsesionarse. ¿Qué hay de valor en una vida en esas circunstancias? La vida es básicamente una oportunidad, tenemos que procurar que jamás la confundamos con una condena. No consiste tanto en lo que te rodea, sino más bien en el tratamiento a tu historia por tí mismo. Una historia que tarde o temprano termina con todas las consecuencias correspondientes. Mientras sientes aproximarse el Jaque Mate que el reloj te dedicará, atiende al resto de las sensaciones que llegan y valóralas. Después de ese Jaque Mate ninguna otra se te brindará, eso es lo que más gravedad aporta al fatídico momento. Cerrarás los ojos y te habrás dormido para siempre, un sueño eterno, un viaje sin retorno. Y como en todos los viajes importantes, lo emprenderás habiendo olvidado cosas de gran transcendencia. ¡Si pudiéramos encontrar el modo de minimizar todas esas barbaridades cometidas y de maximizar nuestras hazañas realizadas! El último día existe y no suele estar anunciado. Creo que es tan necio el que se obsesiona con su llegada como el que no prevee que el final puede ser mañana mismo.

1 comentario:

Kenny dijo...

me has dejado de piedra, no suelen hacerme eso textos, felicidades.