martes, 9 de agosto de 2005

LO QUE PASÓ, OLVÍDALO

Existe una patología psiquiátrica conocida como el síndrome de Diógenes que consiste en que el afectado se dedica a almacenar objetos sin utilidad alguna que encuentra y que terminan por colapsar toda su vivienda. Para el individuo en cuestión se trata de cosas imprescindibles en su propia opinión, pero resulta que las cosas que está acumulando no son nada más que basura. No paran de recoger cosas estropeadas, sucias, destrozadas y que ya no valen para nada. Cosas que emanan mugre y podredumbre y que terminarán por anidar ratas y cucarachas. Cosas que le harán enfermar, no sabemos hasta que punto de gravedad. No son mucho más cuerdos los que, sin padecer el síndrome de Diógenes, se aferran a recuerdos dolorosos y los convierten en cotidianos compañeros. Estos son igualmente sufridos que no se dan cuenta de que lo que se rompió hay que tirarlo, si acaso sólo conservar alguna pieza concreta muy útil, pero nada más. Están almacenando basuras que nunca podran aprovechar y que complicarán su vida. Cuando uno se dedica a conservar en su corazón vivencias que le hicieron llorar y en las que jamás podrá recuperar una buena sensación, llegará el momento en el que se instale en la tristeza, incluso tal vez esté usurpando alguna parte de la parcela de su corazón dedicada a los recuerdos agradables.

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