martes, 11 de noviembre de 2003

DOMINIO ABSOLUTO

¿Quien es el dueño de algo? ¿Puede alguien jactarse de ser el propietario o total dictador de alguna cosa en concreto? Ni siquiera nuestra propia vida está nuestras manos. Nadie tiene realmente el poder mínimo necesario para decir tan siquiera que puede presumir de que domina los movimientos de su perro, las averías de su coche o La trayectoria de su balón. Tenemos la engañosa costumbre de afirmar que algo nos pertenece cuando en realidad solamente tenemos un pequeño derecho sobre ello. Un derecho a dictar ordenes a nuestro antojo no nos garantiza un completo poder y dominio, solamente nos asegura que podremos sentirnos más importantes, más determinantes en un futuro y en unas experanzas ajenas. Pero el universo ha dotado a cada concepto residente en él de la capacidad de rebelarse. Esa libertad que todos poseemos, también resulta en nuestra contra en cada artilugio cotidiano, en cada circunstancia virtualmente inocua que enfrentamos diariamente.