miércoles, 31 de agosto de 2005

EL SUEÑO ETERNO

Cuando haya llegado mi hora no habrá nada que pueda hacer, si acaso irme, a ser posible sonriendo y satisfecho. No se trata de algo que yo pueda solucionar, por eso no tiene demasiada lógica el sufrir a lo gratuito por anticipado. Que nadie se entregue en rendición al punto final, pero que ninguno se crea tampoco indemne a su aparición. Su transcendencia es justa titular legal de atención cuidando de no llegar a convertirse en obsesión. Nada ni nadie es merecedor en ninguna forma de obsesionarse. ¿Qué hay de valor en una vida en esas circunstancias? La vida es básicamente una oportunidad, tenemos que procurar que jamás la confundamos con una condena. No consiste tanto en lo que te rodea, sino más bien en el tratamiento a tu historia por tí mismo. Una historia que tarde o temprano termina con todas las consecuencias correspondientes. Mientras sientes aproximarse el Jaque Mate que el reloj te dedicará, atiende al resto de las sensaciones que llegan y valóralas. Después de ese Jaque Mate ninguna otra se te brindará, eso es lo que más gravedad aporta al fatídico momento. Cerrarás los ojos y te habrás dormido para siempre, un sueño eterno, un viaje sin retorno. Y como en todos los viajes importantes, lo emprenderás habiendo olvidado cosas de gran transcendencia. ¡Si pudiéramos encontrar el modo de minimizar todas esas barbaridades cometidas y de maximizar nuestras hazañas realizadas! El último día existe y no suele estar anunciado. Creo que es tan necio el que se obsesiona con su llegada como el que no prevee que el final puede ser mañana mismo.

sábado, 20 de agosto de 2005

BONITO

Hay muchas cosas que uno no puede tocar, que no es posible comprarlas ni tomarselas prestadas a nadie. Puede tratarse de un sentimiento, de una idea, de un concepto abstracto... de tantas y tantas cosas. Y esas cosas, que no se pueden tocar ni ver son las que en realidad mueven el universo hacia el bien o hacia el mal. Por eso precisamente, porque no se pueden ver, porque no tienen forma es dificil retratarlas o explicarlas gráficamente. Para mí, la mayúscula diferencia entre una gran obra de arte y un buen trabajo plástico se basa en las cosas que no se pueden ver, pero que se adivinan al presenciarlas. No representa lo mismo para mí un perfecto dibujo de una silla que "El Grito" de Munch. Ni una bien encuadrada fotografía de un edificio lo que "Muerte de un Soldado Republicano" de R. Capa. Ni un gracioso botijo me parecerá nunca al nivel de "El Laocoonte". Entonces, afirmo que, poder expresar esos sentimientos hacen que alguien se convierta en una persona especial, un artista. Porque además, esos sentimientos y cosas complicadas de plasmar ante los sentidos humanos, yo los considero también dueños de la belleza. Poseeyendo cada una de las musas la virtud de concedernos saborearla. Lo bello, en todos los aspectos, no únicamente en el arte, se reduce a lo que despierta en nosotros sensaciones agradables. Alegría, esperanza, bienestar, una sonrisa... La belleza no reside en lo azul, en lo rosa o en lo amarillo. No se encuentra encerrada en una "Ley de lo Hermoso". Es maleable a la demanda del espectador. No obedece a unos patrones tiranos invariables. Cada individuo valorará la belleza de cada cosa de forma diferente en dirección a su personalidad o necesidades y ojalá nunca se deje influenciar por los demás. La belleza ama la libertad, de ahí su pluralidad.

viernes, 12 de agosto de 2005

LO QUE PASÓ, PASÓ

Nadie dijo que fuera a ser fácil vivir. Así que nadie debe extrañarse cuando se encuentra con cosas que no es capaz de comprender. Cosas que en apariencia sólo complican la felicidad y sin las que todo sería mucho más fácil. Pero cosas que al fin y al cabo están ahí y que no está en nuestras manos arreglarlas o erradicarlas. Creo que la mejor manera de aprender a convivir con esas cosas es aceptarlas. No es bueno hacer preguntas que no tienen respuestas, probablemente no te llevarán a nada positivo. Es necesario arrimar el hombro en las situaciones en las que tenemos opción de solucionar problemas, pero no tiene lógica enrolarse en causas autodestructivas, seguro que se puede encontrar algo mejor para hacer. De esta manera, mutilar un buen estado de ánimo lamentando el pasado no es recomendable. El pasado es una de las pocas cosas en este mundo que son para siempre, duela a quien duela. Dejemosle al pasado su justa parcela de atención necesaria, pero ni un milímetro más. Porque sólo existen dos tipos de persona que se dedican a hurgar con cierta regularidad en la mierda. Unos son los fontaneros, los otros los coprófagos. La diferencia es que unos lo hacen por dinero y por la necesidad de la sociedad, los otros lo hacen por puro placer. Remover la mierda por placer es para desequilibrados, piénsalo.

martes, 9 de agosto de 2005

LO QUE PASÓ, OLVÍDALO

Existe una patología psiquiátrica conocida como el síndrome de Diógenes que consiste en que el afectado se dedica a almacenar objetos sin utilidad alguna que encuentra y que terminan por colapsar toda su vivienda. Para el individuo en cuestión se trata de cosas imprescindibles en su propia opinión, pero resulta que las cosas que está acumulando no son nada más que basura. No paran de recoger cosas estropeadas, sucias, destrozadas y que ya no valen para nada. Cosas que emanan mugre y podredumbre y que terminarán por anidar ratas y cucarachas. Cosas que le harán enfermar, no sabemos hasta que punto de gravedad. No son mucho más cuerdos los que, sin padecer el síndrome de Diógenes, se aferran a recuerdos dolorosos y los convierten en cotidianos compañeros. Estos son igualmente sufridos que no se dan cuenta de que lo que se rompió hay que tirarlo, si acaso sólo conservar alguna pieza concreta muy útil, pero nada más. Están almacenando basuras que nunca podran aprovechar y que complicarán su vida. Cuando uno se dedica a conservar en su corazón vivencias que le hicieron llorar y en las que jamás podrá recuperar una buena sensación, llegará el momento en el que se instale en la tristeza, incluso tal vez esté usurpando alguna parte de la parcela de su corazón dedicada a los recuerdos agradables.

lunes, 8 de agosto de 2005

ESPERANZA

...Pandora no había logrado dominar su curiosidad y fue testigo de cómo escapaban de la pequeña cajita todos los males que arruinarían la humanidad, pero aún tuvo tiempo de reaccionar y cerrar la caja rápidamente. Creía haberlo estropeado todo para siempre, pero en el fondo de la pequeña caja encontró intacta la esperanza. Se podrían construir tertulias con encarnizados enfrentamientos para tratar de dictaminar si la esperanza ha roto más corazones de los que ha restaurado. Ya que algunos haciendo uso indebido de ella, terminaron autodestruyéndose esperando absurdos abstractos. Pero ¿Acaso la esperanza no ha soplado a veces en el velamen de las naves de locos que vieron sus locuras materializarse? Esperar es gratis y fácil, y si al final de cuentas resulta que ha agudizado el dolor, seguro que también ha aportado algo positivo. La esperanza en ocasiones aparece sin avisar, sin que nadie la invite, y cuando queremos recapitular nos damos cuenta de que se ha instalado y yace cómoda cerca de la alegría, como familiar de esta. No parece muy útil a primera vista, y mucho menos si decimos que a veces hace daño. Pero sin esperanza, el mundo para muchos no existiría. ...Todas las calamidades que encerraba la caja, tenían su antídoto en la esperanza. De alguna manera Pandora logró retenerla, que no desapareciera. Puede que, con el paso del tiempo y las calamidades se terminasen las soluciones y las opciones, pero con todo en contra, se mantendrá ella en el fondo de la cajita, disponible.

jueves, 4 de agosto de 2005

OTRAS CONJETURAS FREUDIANAS

A veces tengo miedo, aun sin saber de qué se trata exactamente eso de tener miedo. Nadie tiene miedo a las cosas que ama o que le agradan. Más bien podríamos decir que el miedo se solidifica cuando se nos avecina un encuentro con algo que no somos capaces de afrontar. Casi siempre porque se trata de cosas, personas o circunstancias que, o bien desconocemos por completo, o bien siempre nos han hecho daño. Es bien importante tener cuenta esas características típicas de lo que tememos, ambos casos se resumen en uno: Nunca hemos vivido una experiencia agradable a raíz de ellos. El ser humano está ha acostumbrado a conquistar sin esfuerzo, lo que ha derivado en que una derrota o una duda generen miedo por naturaleza en mayor o menor medida. Pues bien, si damos como válidas las afirmaciones de las líneas de arriba, la eterna ecuación pendiente para todos casi está resuelta, solamente resta acorralar la incógnita. ¿Cómo podríamos abatir nuestros miedos? Fácil, si el miedo deriva de ausencias de buenos momentos con cosas, personas o circunstancias, habrá que buscar esos buenos momentos y forzarlos. Derrotaríamos nuestros miedos afrontandolos hasta domesticarlos, hasta que entre nuestros recuerdos de esas situaciones que nos aterran podamos incrustar un buen recuerdo. Vencerás el temor si le plantas cara, pero me parece que, por desgracia, le tenemos miedo a este metodo de vencer el miedo.

lunes, 1 de agosto de 2005

ENCERRADOS EN LIBERTAD

¿Pretendemos sentirnos mucho más libres de lo que somos en realidad? ¿Nos han engañado al hablarnos de la libertad? Cuando uno empieza a observar con paciencia y sin prisas las situaciones de las que somos protagonistas, sin obviar ni un detalle, no son muchas precisamente las que nos vienen por iniciativa propia elegidas a nuestro antojo. Sin anteponer en este tema el clásico tópico que habla de que en ciertos países dirigidos por regímenes severos nadie tiene la posibilidad de hacer lo que le venga en gana, en el resto del planeta la situación es mejor sólo de manera aparente. Nuestra libertad es semejante a la de un preso en el patio de la cárcel. Un preso que no está atado ni amordazado, pero sí limitado. Tiene un espacio concreto en el que moverse a sus anchas... por lo tanto es libre. La única diferencia entre unos países y otros es el tamaño y las prestaciones del patio dentro de aquel presidio en el que ha sido recluído. Nos sentimos libres y tal vez lo seamos mientras que, al menos, podamos conservar el derecho a creer, pensar, amar y soñar sin restricciones, a nuestras anchas. Creo que nuestra libertad no está en modalidad Full-Equipe, pero por ahora sigue prestándonos los servicios mínimos. Seamos agradecidos.