sábado, 22 de abril de 2006
MICROCOSMOS
Algo que me sorprende, para mal, en gran manera de las personas es la confección, posiblemente de una forma subconsciente, de algo parecido a microcosmos afectivos. Por esta vez, al referirnos a afectivo olvidemos el lado negativo humano haciendo así caso a lo que conocemos como cariño. Desde ahí llegaremos a darnos cuenta de que podemos ser capaces de emitir sentimientos bonitos por cualquiera, aunque esté lejos, aunque sean hacia alguien con quien sólo nos hemos cruzado una vez, aunque sean por alguien que nos odia con rabia. Soñamos con que el efecto acción-reacción funciona en el mundo de los sentimientos. Queremos amor y confíamos en que ese amor nuestro será correspondido en similar medida y justicia. Cuando no es así nos sentimos víctimas de un robo, de un crimen. Nuestro funcionamiento da por hecho inocentemente que el recibir cariño está incluído en el paquete de amar, pero ¿en el caso contrario? Sólo nos planteamos el ser destinatarios de afecto cuando el emisario es alguien que de alguna manera recibe alguno nuestro. Si no es así tenemos coartada pública para catalogar a aquel con sentimientos hacia nosotros como una molestia, un inoportuno. Nuestro microcosmos afectivo tiene una misión de captación, no está programado para ser captado.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario