lunes, 15 de octubre de 2007

DULCE Y TRISTE DEMENCIA

Ni siquiera se puede declarar como una verdad absoluta e indiscutible algo tan claro como que "El dolor duele", porque quizás para todos no sea siempre así. Por ejemplo, algo tipificado a día de hoy como una enfermedad mental o una actuación irregular es el masoquismo. El masoquismo, esa horrorosa demencia capaz de hacer del dolor placer sin reparar en las consecuencias que este traiga; cosa de desequilibrados a los ojos de la sociedad. Pero en nuestro entorno es muy fácil encontrar situaciones con más similitud de la aparente si sabemos analizar de la manera conveniente. Es esa inexplicable reacción que algunas personas tienen ante maltratos y desprecios desmerecidos que a veces reciben. Muchos hemos experimentado el sentirnos enamorados de quien más daño nos haya llegado a causar. Peor aún la esposa que con frecuencia tiene que soportar humillación y golpes de aquel miserable que a menudo regresa a casa borracho y al que por cariño nunca va a denunciar. Incluso muchas madres (sin excluir la mía propia) que no reciben ni una pequeña parte del amor que desbordan, pero no pueden ni desean dejar de de estar dispuestas a sacrificarlo todo por sus hijos.
Pensándolo detenidamente quizás el tragar dolor sin queja alguna no sea un comportamiento tan minimizado y reducido, o puede que estemos necesitando muchos más manicomios de los que habíamos calculado.

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