jueves, 14 de octubre de 2004

GUERRA

¿Dónde termina una guerra? Deja de pensar, ya te lo digo yo, en la muerte, en la muerte de alguien. No estoy hablando de un individuo concreto, que sí que suelen perecer a montones en la disputa, sino de uno de los bandos. No existen guerras con empate y si tú puedes decirme que una de ellas se finalizó en tablas yo no tendré más remedio que hacerte ver que esa guerra todavía no ha terminado. Cuando el vencedor está saboreando su victoria sigue preguntándose de qué manera podría señorearse todavía más sobre su víctima. Cuando el vencido está siendo consciente de su amarga derrota no deja de planear la manera de zafarse y dar la vuelta a la tortilla, (bastante digna posición). De forma que a la vez que uno conspira para cambiar su situación el otro maquina la manera de aumentar el escarnio. Cuando la guerra se hace un sitio entre dos bandos, no desaparece sin desembocar en la muerte. Alguno al leer esto pensará en Napoleon o en Rommel, no hace falta ir tan allá. Hay muchas más guerras que las de los generales y hay muchas más víctimas que las de las lápidas.

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