jueves, 29 de enero de 2004

HISTORIA UNIVERSAL

...Y ahora es cuando me pregunto: ¿Qué pasa con todo el sufrimiento que resultó en vano? Si te paras a recordar, por ejemplo, a aquellos que entregaron su vida defendiendo lo que sus corazones les decía que era merecedor del sacrificio, siempre uno termina rindiendo admiración y en cierto modo un poco de agradecimiento. Entregaron todo lo que tenían en defensa de su fe y eso les reportó un espacio eterno y especial entre los hombres. Pero la cuestión no es esa. ¿Qué ha pasado con los que lucharon con su vida y perdieron la batalla? Nadie se acuerda de aquel que trabajó con tanta entrega e ilusión como los vencedores, pero víctima de tal vez la casualidad, de contratiempos absurdos o incluso de sucias tretas, sucumbieron en el intercambio de golpes. Probablemente muchos de los ídolos de la moderna humanidad deben su gloria a trampas y engaños. Estoy seguro de que los cementerios están llenos de valientes anónimos mucho más dignos de nuestro respeto. Hoy me apetece rendirles homenaje a ellos, no me extrañaría que al cabo de los años termine yo engrosando su lista.