Ahora que te has ido,
a la fuga, a traición,
déjame sincerarme del todo,
sin adornos, como a ti te gusta,
como sólo tú te mereces.
Una vez dijiste que me querías,
que no me dejarías por nada,
que nunca más me volvería a sentir solo.
Quise reprocharte lo que decías,
pero como de costumbre no fui capaz.
Por favor no vuelvas a decir "nunca",
por favor si tienes que decir "siempre"
que no sea a mí a quien lo digas.
Querida amiga, gracias por todo.
gracias por nada.
lunes, 26 de marzo de 2007
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