Ahora que te has ido,
a la fuga, a traición,
déjame sincerarme del todo,
sin adornos, como a ti te gusta,
como sólo tú te mereces.
Una vez dijiste que me querías,
que no me dejarías por nada,
que nunca más me volvería a sentir solo.
Quise reprocharte lo que decías,
pero como de costumbre no fui capaz.
Por favor no vuelvas a decir "nunca",
por favor si tienes que decir "siempre"
que no sea a mí a quien lo digas.
Querida amiga, gracias por todo.
gracias por nada.
lunes, 26 de marzo de 2007
viernes, 9 de marzo de 2007
PERFECTO
No tengo ninguna base de datos que acredite mi afirmación. Pero probablemente existe una antigua ley universal que prohibe a todos los seres vivos, humanos o no, la posibilidad de soñar con la perfección completa. Y no por lo caro que pueda llegar a resultar algo tan atractivo. No porque sea muy díficil de encontrar, simplemente porque es imposible, así que no merece la pena malgastar esfuerzos y beber de la botella de la desilusión gratuítamente buscando algo que nunca hallaremos. Debemos ser conscientes de que para que exista algo bello en el mundo tiene que haber algo que contrarreste y que se encuentre directamente relacionado con esa belleza. Algo parecido a un Doctor Jekyll y Mister Hyde. Como si se pudiera aplicar la ley de "acción y reacción" en lo referente a la belleza. Pero nos hemos empeñado en encontrar algo sin parte negativa, sin preocuparnos en qué es lo que haya que modificar ni sus consecuencias. A veces le queremos poner patas a una serpiente, sin darnos cuenta de que entonces dejaría de ser una serpiente. Vamos cambiando las cosas que nos rodean, muchas veces sin querer, y perdemos tantas y tantas cosas... Pero las cosas son como son y a menudo cometemos crímenes terribles al olvidarlo. Podemos intentar mejorarnos a nosotros mismos y nuestras circunstancias, es algo que me parece extraordinariamente lícito, pero no lo sería afectando negativamente a inocentes que nunca nos declararon la guerra. Evolucionar es algo necesario, pero con coherencia, no creo que haya necesidad de hundir a nadie para hacerlo ni mucho menos perder nuestra propia identidad, porque un culo que huele a perfume es un culo que no funciona correctamente.
lunes, 5 de marzo de 2007
Amanecer muerto en un banco del parque
Es muy fácil llegar a cansarse de que a uno le hagan daño, es entonces cuando encontrar una solución segura se convierte en una obligación con uno mismo. Y la buscó, dispuesto a pagar el más alto precio, merecería la pena, no le cabía duda alguna. Se despertó en medio de una encrucijada, podía abrazarse a Madrid y respirar su aroma austero en oxígeno cada día, pero sabía que a cambio tendría que renunciar a todas las estrellas. Probablemente ni ellas, ni Madrid lamentarían en demasía su ausencia (En el raro caso de que se percataran de ella) cuando llegara el momento de partir. Pero la posibilidad de ser anónimo durante el tiempo que deseara era una oferta ilusionante. De la misma manera no obstante, sin que él lo supiera, que le haría probar el beso de Judas, cuando su dulzura metamorfoseara en crueldad, cuando su soledad dejara de ser su gran amiga para confesarse su implacable verdugo. Como una mantis que tras mostrarse generosa en amor deja ver su otra cara, quizás sea acertado decir su verdadera cara, en ese momento ataca sin piedad, como desde un principio tenía planeado. La soledad, tan necesaria y enfermera personal tantas veces, de repente deja de ser imprescindible. Pero es entonces cuando se descubre irreversible y como los pobres enganchados que duermen en el vertedero, uno se encuentra encarcelado, atrapado, comprendiéndose timado por algo o alguien. No le habían advertido cuál es el verdadero precio de ser nadie. El sólo pretendía ser feliz, minimizar riesgos, no molestar nunca a nadie... No le gustaban los problemas. Quería hacer todo más fácil: Vivir solo en un océano de gente, parecía que así tendría todo lo que necesitara. Pero vivir solo, no es vivir. Falta algo que comprendes al perder la oportunidad de alcanzarlo. Y todo es demasiado triste y demasiado grande para una persona. Nadie ignora que no puede haber un día que no tenga nuevos muertos, pero él nunca sabía en que día vivía...
Suscribirse a:
Entradas (Atom)