viernes, 5 de noviembre de 2004

EL SACO QUE NUNCA SE LLENA

Hay días, o más bien noches diría yo, en las que me fabrico mis propios quebraderos de cabeza intentando adivinar en qué sería mejor mi vida si hubiera sido capaz de identificar mis metedura de pata antes de cometerlas. Como a todos, a mí también me gusta la idea de evitar el trago amargo de saberme un fracasado y hacer frente al ridículo del error, incluso a veces a la necesidad de pedir perdón. No es que viva en un escenario acreedor de arrepentimientos contínuos por cada uno de los actos que cometo. Pero ¿Para qué engañarnos? Sin excepción, todos los detalles desarrollados en mi historia son mejorables siempre aunque sólo sea en un minúsculo modo. Al fin y al cabo aunque me dieran todas las oportunidades posibles para reintentar y las instrucciones perfectas a seguir, nunca mis resultados sobrepasarán el límite de la esperanza. Puede ser que no merezca la pena preocuparse y lamentarse cuando las cosas no salen como quieres, ya que por muy exento de errores que hayas podido actuar, finalmente al mirar hacia atrás se te ocurrirá una forma de la que podrías haber mejorado lo que lograste. No podemos dejar de ser humanos, o sea: inconformistas, ambiciosos, soñadores y desagradecidos.

4 comentarios:

Ryan dijo...

buena forma de ver las cosas.

Lulamy Angouleme dijo...

Bueno, es que la parte izquierda del cerebro es un censor incansable.
Yo ya me cansé de los what if, porque a lo único que me lleva es a pensar que, puedo borrar lo que pasó en tal momento, pero la huboera cagado en otro. Soy imperfecta, lo que me haría bien es llegar a conocerme de verdad.
Un beso o un saludo

Grom dijo...

O sea, como iba diciendo yo, ...eres humana

Kenny dijo...

Leí una vez algo en Eclesiastés (un libro de la Biblia) que me dejó flasheado. Decía algo como "no digas '¡oh, qué días fueron aquellos!' o '¿qué hubiera pasado?' porque no es bueno hacerse esas preguntas" Flipé, en la Biblia casi nunca deja algo así colgando: "porque no es bueno..." siempre hay una explicación para todo. Pero en este libro (concedamos que es un libro bastante particular de la Biblia, pero está allí de todas formas) sí lo hace... Me pareció curioso.