jueves, 26 de febrero de 2004

NO VINO EL BUEN SAMARITANO

Nadie está dispuesto a esperar, sólo con la idea de que te toca quedarte quieto, parado para que los demás puedan estar a tu altura suele darle risa a la gente. Cuando las personas inician una carrera siempre piensan en singular. Es como compartir cuando has logrado amasar un apetecible botín, no se lleva, no es algo que estemos acostumbrados a contemplar. Pero es curioso que en las horas de agonía, de ocaso, de derrumbe... cada cual permanece atento para alcanzar a ver la mano misericordiosa que inexplicablemente y de una forma no altruista, proporciona el bálsamo salvador y solucionador del mal. A veces sucede que esa persona aparece, tengo que confesar que nunca fui yo esa persona y no sé si conozco a alguien que haya encarnado ese papel. Qué triste que en el planeta, sin embargo, la cantidad de sanadores y la de moribundos sea tan desigual... Si alguien decidiera alguna vez derramar generosidad con un necesitado le será fácil encontrarlo. Pero, en el otro extremo, muchos son los necesitados que tuvieron que partir sin su oportunidad de restauración. Nadie quiere esperar pero todos soñamos que lo hagan por nosotros.

jueves, 19 de febrero de 2004

Dijiste que venías a verme...

"Dijiste que venías a verme ... pero no me miras,
que querías animarme ... y no me hablas,
tal vez sólo viniste para que yo hoy pueda verte,
para que fuera yo quien me animara a mí mismo,
y sin que tengas que prometerme una posibilidad
yo pueda seguir soñando que aún puedo amarte..."

martes, 3 de febrero de 2004

ALGO QUE APRENDER

Muchos días nos aplasta la agobiante sensación de que nuestro universo íntimo es demasiado limitado como para poder saciar nuestra infinita capacidad de descubrir. Parece que todo es aburrido, que hemos sido eficientes a la hora de asumir la información total referente a todo lo que nos rodea, que ha llegado la hora de abandonar nuestro ámbito de influencia cambiándolo inminentemente para evitar asfixiarnos en él. Me alberga la duda de saber si realmente sobreestimamos nuestros conocimientos o solamente se trata de falta de percepción. Cualquier día que tengas tiempo párate a observar cualquier cosa detenidamente, incluso tu propia mano si quieres. Analizando de forma lenta y correcta podrás darte cuenta de que aún te quedan millones de cosas que aprender hasta de tu propia mano que nunca antes habías apreciado. No necesitamos patear el universo para aprender, hay muchas cosas a tu alrededor para conocer con mayor intensidad, cosas que tal vez nunca te paraste a mirar. ¿Quieres ver el mundo? El mundo está debajo de tus pies.