martes, 23 de septiembre de 2003
LA NARANJA
Estaba mirando un poco la televisión y me he quedado pensando. La responsabilidad de uno por uno de los individuos que conforman el universo es infinita. Hasta me han dado ganas de protestar de alguna manera a causa de ello. Cada decisión de cada una de las personas, todos vosotros enfrentais segundo tras segundo millones de decisiones, la mayoria de ellas irreversibles, que de seguro serán de vital importancia en vuestro futuro. Pero es que además la reacción de cada uno de vosotros irremisiblemente me afecta directamente también a mí y a cada una de las ciscunstancias que yo he ido cuidando celosamente con exquisita exactitud. No debería de valer, haga lo que haga no puedo diseñar mi historia, no existe una manera de aislar mi trayectoria, no hay privacidad en ese aspecto. Es muy común que yo mismo destroce mis proyectos, por el "Principio de la naranja" como yo mismo he denominado a ese fenómeno. Se trata de examinar la vida como una naranja, tienes la naranja en tu mano, te pertenece, pero debes de saber que cuando peles la naranja ya no podrás volver a verla con piel, si la partes, ya nunca más tendrás una naranja entera, podrás tener una naranja partida por la mitad, pero no una completa; eso es algo que deberías haber pensado antes de haberla dividido. Bueno, es eso lo que encuentro que me sucede a menudo, si tomas una decisión, tal vez estés destrozando todo lo que ya habías conseguido, injusto pero aceptable. Pero... ¿Por qué los errores ajenos tenemos que pagarlos todos? ¿Por qué todo el mundo tiene derecho a partir mi naranja?
martes, 9 de septiembre de 2003
DE UNO EN UNO POR FAVOR
La gente está equivocada, la humanidad, la sociedad, el universo no es algo beneficioso. La humanidad, a mis ojos, no deja de ser una argucia maligna para exterminar sentimientos y extropear sueños. Todos confían en la humanidad, "entre todos lo conseguiremos!!!" dicen algunos. No lo creo, la humanidad no existe, ¿Todos remando en la misma dirección? es absurdo!! Sólo puedo depositar mi fe en las personas, individuales, por separado. No amo a ningun colectivo, amo a personas. En lo que llevo de vida no me siento en deuda con ninguna organización, muchísimo menos con la sociedad. Hay miles de personas con las que mantengo deudas, sé que la mayoría no las podré saldar. A mi juicio la humanidad es la que me debe a mí un millón de favores. Todo favor que yo haya podido hacer a alguien sin duda lo hice porque esa persona lo merecía, la sociedad no merece nada ni de mí ni de ti. No entregues tu lucha a la humanidad, pelea en favor de los que amas, tu esfuerzo será más efectivo.
El VALOR DE SEGUIR VIVO
Mucha gente se plantea la vida y su significado. ¿Qué valor tiene la vida? Para algunos el valor de la vida es algo infinito, al menos la vida propia, son capaces de vender su dignidad por un segundo de miseria en este mundo, mientras que pisotean a otros despreciando su existencia. Para otras personas es al contrario, su vida carece de sentido, sólo el saber que puede ser ayuda a los que quiere es lo que los mantiene en pie. Me gustaría saber a qué tipo de personas pertenezco yo. Nunca he sido capaz de valorar mis días restantes, ni a la baja, ni al alza. ¿Qué es más humillante? Vivir sin escrúpulos y anteponer la subsistencia al derecho de otros... Vivir por inercia, vivir por vivir... Sólo encuentro una diferencia entre unos y otros: Unos buscan constantemente un motivo para seguir vivos, otros rehuyen día a día motivos para morir.
lunes, 8 de septiembre de 2003
SIEMPRE
Para siempre... Ya me río cuando oigo esas palabras. He oido demasiadas veces esa expresión, no niego que me gustaría oirla una vez más. Pero, si tan sólo una de esas veces que alguien me prometió "para siempre" hubiera sido real, con una sola vez, mi postura no sería esta. Si te has lanzado por la ventana diez veces y las diez veces caiste al suelo, ¿Cómo puedes conseguir volver a lanzarte soñando que puedes volar? La capacidad humana para soñar y mantener viva la esperanza es infinitamente menor que la dureza de la realidad en algunas ocasiones. El hombre, tal y como es, está condenado a confiar en que todo va a ir mejor, en pensar que lloverá en el desierto, que brotará una rama nueva del arbol cortado, que los que han jurado olvidar que existimos volverán. Yo mismo, poco después de escribir esto soñaré que todo cambiará, que no está todo perdido, no puedo evitarlo. Aunque se suele afirmar que soñar no es malo, yo sé que es mejor estar despierto, amortiguamos así el golpe final. Pero... ¿Quien se resigna a enfrentarse al mundo real?
martes, 2 de septiembre de 2003
LA SEDUCTORA DESTRUCCIÓN
A veces levantarse es un esfuerzo, en otras ocasiones resulta que es muy complicado quedarse tumbado. ¿Quién dicta los parámetros que guían el resultado? Nadie, todo el mundo, el que debe levantarse. Creo que todos estaremos de acuerdo en que en definitiva lo que resulta más agradable es lo que menos conviene. Repudiamos nuestro propio bienestar sin casi poder admitirlo. La muerte suele ser un término demasiado crudo para todos nosotros, pero, sin ser ella al completo a lo que se le aporta más hegemonía de la que es acreedora, a su esencia, al dolor y la necesidad, sí. El hombre posee una naturaleza autodestructiva, se decanta constantemente por lo peligroso, por lo doloroso. No puedo decir a ciencia cierta si esas continuas ganas de perder venían en el producto original o nosotros mismos nos encargamos de desarrollarlo y de "evolucionar". No importa lo bonito o delicado que se haya preparado el camino, la opción dañina es la aparentemente fácil y atractiva. Además como norma general nos cautiva la comodidad de quizás merecer ayuda, ser un digno objeto de misericordia, vayamos a aceptar esta o no, lo que nos hace saltar a la destrucción mientras creemos aproximarnos al beso de la gloria, pobres infelices...
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