jueves, 8 de febrero de 2007
¿CUÁNTO VALGO?
Cabe la completamente lógica posibilidad de que nuestra presencia en este lienzo universal sea sólo mediante nuestra identidad. Algo muy difícil de valorar o de medir, en tal modo que, si alguien se tomara la molestia de intentarlo, de seguro debería echar mano de herramientas mucho más rebuscadas e incomprensibles, para la mayoría de nosotros, que las herramientas utilizadas para medir condiciones físicas propias o patrimonios personales. Tal vez no permanecemos por el mundo viajando o estacionando con las clásicas fijaciones animales de crecer, alimentarnos, multiplicarnos y alargar al máximo nuestra permanencia. Puede ser que nuestro gran objetivo real consista en cargar con la identidad de la que nos vemos hoy vestidos; no sé si por imperativo divino o por construcción propia, como en el Bricomanía. Y una vez que hemos conseguido comprenderla y manejarla, de la manera más creativa posible, trabajar en favor de su buena prensa hacia el resto de parroquianos, aquellos con los que nos podamos llegar a cruzar o aquellos hasta en cuyos oídos pueda desembocar cualquier conocimiento de nuestra pasada existencia. Estamos aquí para defender nuestra identidad, demostrar al mundo que era de alguna manera admirable, si lo era; y si no lo era hacerles creer que sí.
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