jueves, 22 de junio de 2006

MENS SANA Vs CORPORE SANO

Aún recuerdo como funcionaba mi vida hace unos años, cuando las hormonas tenían la total hegemonía de mis actos. El tiempo ha pasado, y las cosas ya no son, ni de lejos, como antes. Entonces hubiera podido decir que yo sólo era un cuerpo con alma, aunque ésta no tuviera un papel demasiado preponderante en mi historia. Poco a poco, los años han hecho mella en mi cuerpo, y eso me ha obligado a aferrarme a mi otra única posesión legítima, a la que la vejez no puede estropear, mi alma. De repente me he convertido en un alma encerrada en un cuerpo. Mi alma rige mis actos, puedo ver como mi cuerpo se deteriora sin preocuparme, mi cuerpo ya no es importante, no me cuesta trabajo aceptar canas, arrugas o alguna enfermedad que me limite. He conseguido desarrollar el conformismo básico en una persona para vivir sin estar obsesionado. Sin abandonarme al porvenir como hubiera hecho el mismísimo Diógenes Cínico puedo reirme cada vez que encuentro que he envejecido un poquito o que el tiempo no puede regresar a darme nuevas oportunidades y es imposible que yo pueda volver a ser físicamente el mismo que cuando era un adolescente impulsivo. No sabría decir si prefiero la situación antigua a la actual, se supone que es ahora cuando tengo consciencia de lo agraciado que soy al valorar mi alma (¿Tengo algo que supere su valor?), probablemente no en su justa medida, pero desde luego de manera más ecuánime que cuando mi cuerpo era lo más importante. No me importa ver a mi físico perderse, sé que mi alma crece de manera inversamente proporcional.

5 comentarios:

DEL_DAN 但 dijo...

y el espiritu?

Kenny dijo...

me has dejado boqueabierto

danifres dijo...

espero que no sea una simple excusa,aunque fuese solo para ti mismo, juas

danifres dijo...

sabes q? lo he pensado, y además he leido acerca de ello(Platón, como no), y creo que estoy deacuerdo con la importancia del alma, es en lo único que eres tú realmente.

Grom dijo...

Amicus Plato, sed magis amica veritas. Sucede que el viejo Platón tenía pensamientos que se pueden abrazar, más allá de lo sinuosos y ambiguos que sean. la verdad y Platón muchas veces se citan para besarse.