jueves, 16 de marzo de 2006

EDELWEISS

Sólo se trata de una florecilla sencilla, muy básica y simple, no demasiado espectacular pero que se ha ganado su popularidad a base de no amilanarse ante ninguna situación que enfrente. Eso es precisamente lo que la caracteriza, cuando otras invierten todas sus fuerzas en desplegar una belleza e imagen majestuosa, ella centra todos sus esfuerzos en su adapatabilidad. Así se convierte un poco en una flor-Panzer a la que resulta francamente difícil superar en resistencia, de manera que no sé si pudiera haber algún punto concreto del mapa en el que se pueda descartar su aparición. De tal magnitud resulta su arrojo y constancia que ha llegado a ser el símbolo de una nación al completo. En resumen, un edelweiss, lo que resulta es un perfecto ejemplo de lucha diaria y del ideal comportamiento de la vida frente las adversidades. Lo que a mí me parece que le aporta la importancia con la que cuenta es que es un todoterreno con posibilidades de subsistir venciendo amplias y diversas situaciones. Algo que, pienso yo, es fundamental en el ámbito en el que nos encontramos a día de hoy. Desde luego si yo fuera un edelweiss, probablemente tendría los mismos problemas que hoy saboreo, pero con toda seguridad no me asustarían tanto.

jueves, 9 de marzo de 2006

TRANSCENDENCIAS LIMITADAS

A base de saborearlo he dado por aprendido que el mundo funciona fundamentado en las circunstancias y las consecuencias, de una manera muy diferente a las fortunas o casualidades. Quiero decir que nunca podré defender que un espejo roto, un trébol de cuatro hojas ni algún gato negro cuenten con capacidad de enturbiar-mejorar el futuro de una persona. Se trata a mi parecer de uno de los actos más rirículos e irrisorios de la historia de la humanidad, el aparcar razonamientos y explicaciones científicas probadas para poder dar así sentido a maleficios. Me hacen mucha gracia, al mismo tiempo que en mi interior desencadenan lástima y preocupación, cuando los imagino desestimando el Paracetamol con la intención de así darle un valor lógico a las velas y los inciensarios. Por su puesto que no se trata de negar la existencia de un universo espiritual, algo que sin resultar completamente evidente, es difícil de enfocar tanto para afirmarlo como para desestimarlo. Pero yo creo que darle a ciertas cosas concretas capacidad o actividad espiritual roza la comicidad, con todo mi respeto. Todo tiene una transcendencia limitada, aunque la transcendencia de algunas cosas sea gigante deberíamos de dotarlas simplemente de esa, de la necesaria, sin más. El mismo Jesucristo afirmó en una ocasión: "Redde Caesari quae sunt Caesaris, et quae sunt Dei Deo"

lunes, 6 de marzo de 2006

INSERT COIN

Las personas suelen iniciar sus partidas con una ilusión tremendamente mayor en comparación a la que presentan cada mañana al despertarse y afrontar un nuevo día repleto de encuentros. En cierta manera se puede intrepretar no como una falta de ilusión, sino como un exceso de miedo al desenlace inexperado o no deseado. Ya que es del todo desaceptable el enfocarlo desde la perspectiva del volumen de ilusión y observar que no es comparable el relativo beneficio enfrentando una vida exitosa a la mejor de las partidas en las que alguien puede ser agraciado. En una partida es muy limitado el número y la clase de cosas que se pueden lograr y si también es cierto que en una partida hay aspectos concretos en los que uno jamás puede temerse perdedor, con los mejores premios a los que se puedan reunir siempre se permanecerá carente en aspectos imprescindibles para sobrevivir. Aspectos que es precisamente en la vida dónde deberá buscarlos. No me creo en situación de negar a nadie el derecho a tener miedo a vivir, pero sí que les doto de la obligación de aprender a compensar este con la ilusión recibida al nacer. Porque jugar a cualquier cosa es un poco vivir de mentira, vivir sin el riesgo de sufrir duramente pero sin la posibilidad de ganar las cosas importantes.