lunes, 23 de enero de 2006
PERDER ALGUNA VEZ
Poco a poco hemos ido aprendiendo a perder según transcurrían los años. Cuando uno es un bebé no acepta ningún contratiempo y a pequeño que sea el problema que enfrenta, siempre toma como primer recurso llorar, esperando que los demás solucionen la situación, porque un bebé nunca está dispuesto a perder ni a sufrir. Ningún bebé se conforma, seguirá llorando hasta que todo se arregle. Con el tiempo cambiamos y cuando las cosas salen mal es más fácil que las aceptemos, quizás aprendemos a perder. Tiene peligro eso, porque puede que nos terminemos convirtiendo en unos perdedores profesionales, lo que no creo que sea recomendable. Aunque sí que nos va a venir bien conocer el sabor del fracaso y poder convivir con él sin hundirnos en la depresión. Todos nosotros en algún momento a lo largo de la vida vamos a perder cosas, probablemente cosas queridas, e incluso personas queridas. Por eso, cuando perdemos nos vamos edificando y evolucionamos un poco más como personas coherentes. O sea, que ese mal sabor nunca es del todo algo negativo, también tiene un propósito. Sea como fuere, una cosa que nunca debemos olvidar es que, si bien hay que estar siempre dispuestos a que se estropee todo, algo que no podemos aceptar perder es nuestra vida. Si se arruina cualquier cosa tenemos la opción de buscar algo que la sustituya o que sea aun mejor, pero si perdemos la vida no hay solución alternativa, lo habremos perdido todo, incluso la oportunidad de sobreponernos.
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1 comentario:
stoy muy deacuerdo, tb está el factor de picarse 3 kilos, yo con los examenes soy asi, nom da bajon, pero un rebote...,supongo k competitividad al limite(nom refiero a suspender, sino sacar menos nota k otros por ej)
hey man, we gotta hang out pretty soon in danzoo, don't you think so?
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