domingo, 29 de enero de 2006

AYUDA CELESTIAL

Tener la capacidad de conservar alguna esperanza en cualquier momento todos nosotros lo valoramos como una cualidad interesante. Y lo es, porque vivir desesperanzado sería una condena dolorosa y dura. Podemos vernos en el interior de un conflicto mortal e imposible de solucionar, y aunque tal vez no sirva para nada, algunos seremos capaces de pensar que se puede arreglar. ¿Eso reparará lo que se haya roto? Me abstengo de escribir mi pensamiento personal, para evitar críticas que probablemente me merezca. Pero en este mundo que transito he encontrado una palabra que me ayuda a encajar las situaciones difíciles que se cruzan en mi camino: Milagro. Los milagros pasan por las vidas de las personas, pero nadie sabe de acuerdo a qué criterio, simplemente llegan. Algunos, a los que se suele llamar supersticiosos, piensan que se consigue que sucedan realizando ciertos ritos y costumbres, tienen derecho a creerlo si quieren. El caso es que cuando todo está perdido se dejan caer y derriten la desilusión, que a veces permanece disimulada, en los que aparentemente van a perder pero que son salvados por quién sabe quién de manera inexplicable. Los milagros suelen llegar cuando nadie los espera, y cuando uno confía en que llegarán no es extraño que le defrauden.

lunes, 23 de enero de 2006

PERDER ALGUNA VEZ

Poco a poco hemos ido aprendiendo a perder según transcurrían los años. Cuando uno es un bebé no acepta ningún contratiempo y a pequeño que sea el problema que enfrenta, siempre toma como primer recurso llorar, esperando que los demás solucionen la situación, porque un bebé nunca está dispuesto a perder ni a sufrir. Ningún bebé se conforma, seguirá llorando hasta que todo se arregle. Con el tiempo cambiamos y cuando las cosas salen mal es más fácil que las aceptemos, quizás aprendemos a perder. Tiene peligro eso, porque puede que nos terminemos convirtiendo en unos perdedores profesionales, lo que no creo que sea recomendable. Aunque sí que nos va a venir bien conocer el sabor del fracaso y poder convivir con él sin hundirnos en la depresión. Todos nosotros en algún momento a lo largo de la vida vamos a perder cosas, probablemente cosas queridas, e incluso personas queridas. Por eso, cuando perdemos nos vamos edificando y evolucionamos un poco más como personas coherentes. O sea, que ese mal sabor nunca es del todo algo negativo, también tiene un propósito. Sea como fuere, una cosa que nunca debemos olvidar es que, si bien hay que estar siempre dispuestos a que se estropee todo, algo que no podemos aceptar perder es nuestra vida. Si se arruina cualquier cosa tenemos la opción de buscar algo que la sustituya o que sea aun mejor, pero si perdemos la vida no hay solución alternativa, lo habremos perdido todo, incluso la oportunidad de sobreponernos.

martes, 17 de enero de 2006

LA SONRISA DE KARENIN

Me gustaría poder estar más seguro en referencia al verdadero significado de mostrar excesivo aprecio por una mascota. Es algo muy impactante para mí el encontrarme con aquellas personas ariscas y extremadamente reservadas que, sin embargo, viven unidas de manera inseparable a un perrito, su mejor amigo. Se puede interpretar como una vida que ha saboreado la interrelación entre personas como algo falso y doloroso, estoy seguro de que todos en algún momento hemos llegado a pensar que es así. Que tal vez confiar en un perro es algo mucho más gratificante que hacerlo en alguna persona. Pero si uno quiere valorar la culpabilidad de la humanidad en una reacción personal, también tiene que pensar en a qué nivel está afectando esa supuesta víctima en su propio problema. Porque quizás no se trate de una sociedad que castiga a las personas, sino de algunas personas que no son capaces de intregrarse en la sociedad ideal, lo que desemboca en que ese ideal se vea afectado y deteriorado. Puede ser que alguien se aferre a su mascota porque no está al nivel mínimo de sociabilidad necesario para intregarse en su alrededor. Que haya secuestrado un ser vivo, supuestamente inferior, para obligarle a recibir e impartir la atención que entre personas no puede intercambiar su amo. No descarto que ambas teorías sean ciertas y esa actuación sea a consecuencia de sucesos muy diferentes entre cada individuo. Incluso se dará el caso en que el detonante del amor por una mascota sea una personalidad que contiene tanto amor, que necesite un destino extra para éste si no quiere desaprovecharlo. Lo curioso es que a veces despierta más ternura y compasión algun animalillo en peligro que hombres moribundos. Desconozco si se trata de falta de intregración social del afectado o si es a raíz de un ser humano desmerecedor de esa compasión.

miércoles, 4 de enero de 2006

CLAN DE LOS MENTIROSOS

Vivir entre mentiras, creyéndolas y sembrándolas es algo que ha dejado de provocar repugnancia entre las personas. Algunas personas ya demuestran indiferencia a ellas en forma de permisividad en contraposición a aquellos que las aborrecen aún hoy. Pero queda una tercera situación: Los que viven de la mentira. Todo su pasado, sus éxitos, sus relatos, sus cicatrices, sus amores, todo son mentiras inventadas en medida de la demanda de los espectadores que creen tener en su vida y que devoran ciegamente el producto. Yo llego a pensar que son un subconjunto cerrado en la humanidad, una especie de sociedad. Se dedican a consumir mentiras a cambio de que las suyas propias también sean aceptadas y puedan sentir que todo lo que han querido ser se convierta de alguna manera en su pasado. Pero no dejan de ser mentiras, una idea, un sueño. Quizás un sueño que no intentaron realizar con la suficiente fe o fuerza o quizás un sueño equivocado. Quizás los mentirosos sean unos cobardes que no son capaces de producir éxitos reales, tal vez los mentirosos son un conjunto de locos que se tienen que inventar el pasado porque las burradas que desean no pueden ser. En todo caso me alegro que se trate de una sociedad cerrada, me gustaría evitar mi coincidencia con cualquiera de ellos sea cual fuere la fórmula real de su composición. Ni los locos ni los cobardes son el tipo de personas con las que prefiero convivir, compartir mi vida. Soy muy duro con ellos y muy permisivo al mismo tiempo. No quiero mentirosos en mi vida, pero no les niego su derecho a mentirse entre ellos.