martes, 31 de mayo de 2005

Con el permiso de Andersen

...Se había quedado demasiado quieto, petrificado. No hubiera sido nada descabellado el llegar a la conclusión de que le había abandonado ya la vida. Se le veía tan inerte e inánimado que era lógico temer por él. Por eso aquel ratoncillo se le aproximó para interesarse o ayudarle si fuera preciso. Rozó su mano, gélida, dura, daba miedo, pero el ratón intuía que no estaba frente a un cadáver. Miró profundamente atravesando sus pupilas y las juzgó testigos fiables de alguna restante energía. Entonces, ya seguro de su propósito, se dirigió a él:
-Amigo, ¿te encuentras bien? - dejó que durante un par de minutos se desarrollara el silencio entre ambos antes de insistir. -¿Te sucede algo?
-Soy un soldadito de plomo - afirmó sin gesticular ni desviar su mirada. -He sido testigo y víctima de muchas guerras absurdas, pero ahora saboreo la más dura. -mientras, el ratoncillo atendía con interés. -Creo que ya no puedo seguir... -Otra franja de tiempo sin palabras teñida de tristeza transcurrió con la vista de la estatua perdida en el infinito y la del ratoncillo hundida en el suelo.
-Yo he oído acerca de esa historia -Quiso animarle -...en la que el soldadito de plomo vio su vida invadida de diferentes desgracias que no pudo eludir. Pero también cierra la historia en los agradables brazos de su hermosa bailarina, los dos unidos para siempre -Los ojos del ratoncillo brillaban al explicar -Y se dice que aquel final da sentido y hace rentable el resto de la historia.
-...Pero hoy hablas con el soldadito de plomo que vio partir a la bailarina y que sabe que nunca volverá. Esa es la última batalla , la más dura. Como ves ya no es tan agradable este final: El pequeño soldadito de plomo mutilado, embriagado de soledad.
-¿Mutilado? -intervino el ratoncillo - Pareces paralizado y preocupadamente frío, pero veo... - Sin dejarle siquiera dibujar una esperanza el muñeco susurró:
-Ratoncillo, no pierdas tiempo en buscar. Esta vez la historia ha sido caprichosa. Y si me ha concedido conservar mis piernas hasta que todo termine, se ha tomado la licencia de permitir que la hermosa bailarina se llevara el corazón del insignificante soldadito de plomo...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

q bonito!profundamente triste pero precioso!me encanta q escribas...

Anónimo dijo...

Cuando era pequeña me gustaba mucho esta historia pero con los años, poco a poco, he ido perdiendo el contacto con aquella etapa. Hoy veo la historia de una forma diferente a como lo hacia antes. Gracias por este viaje a la infancia. Un segundo viaje realizado con un mejor equipo. La experiencia y lo aprendido sirven para leer entre las lineas cosas que se nos han escapado. Gracias por tu final.