miércoles, 9 de marzo de 2005
LO CRUEL DE LA "JUSTICIA"
Como si alguien hubiera dictado la obligatoriedad que hace forzosas las culpabilidades que no dejamos de adjudicar, nuestro mundo se empeña preocupadamente de que cada uno de los sucesos, de los que somos a la vez testigos y partícipes, tengan alguien a quien responsabilizar, la mayoría de las veces de manera más acusatoria que gratificante. Hay un acerbo popular, al que hemos creído consecuente llamar “justicia” que es la encargada de distribuir condenas y condenados, algo que se ha convertido a sí mismo y por encima de las personas en una serie de actos y ritos que nos pastorean. Sí que un mundo sin en ese grupo de derechos se convertiría en un caos al instante, pero le queda tanto por avanzar todavía... Nuestro sistema para adjudicar responsabilidades está en pañales, en pañales sucios probablemente. Necesitamos matizar mucho más los millones de detalles que rigen nuestras normas de convivencia, así muchas veces esas leyes de las que tan orgullosos nos sentimos y de las que presumimos nos hacen avergonzarnos también a menudo. Se contradicen, nos encierran, no funcionan... Y no sólo las leyes acusan de manera ridúcula e incoherente, nosotros mismos repartimos nuestro rencor y nos instalamos en las rencillas con un baremo absurdo. Se nos ha olvidado que hay situaciones en las que no hay que encontrar al malintencionado ni al imprudente. No siempre hay un culpable. A veces las cosas suceden porque sí, y no porque nosotros las hayamos preparado. Nadie es culpable de que la primavera tenga que terminar.
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3 comentarios:
...menos mal que termina porque después viene el verano, la playa, el calor y todo eso que ahora se echa de menos... mientras tanto, a esperar que comience la primavera.
Dios, quizás
si bueno, pero que llegue el verano no consigue que no eche de menos la primavera
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