Sea cual sea la cualidad de la que te puedas sentir más orgulloso, eso no puede impedir que algún día pueda volverse en tu contra, o peor aún en contra de todos. Lo que tengas como el mayor tesoro que poseas, sin un correcto manejo por tu parte, resultaría algo destructivo hacia ti sin darte cuenta.
En ocasiones las personas degeneramos en borregos y nos dejamos guiar sin demasiada exigencia. En realidad a veces nos enganchamos a los más variopintos inútiles reclamándoles guianza y consejo. La gente elige sus líderes basándose en criterios absurdos, por eso no es de extrañar que cualquiera de nosotros devolucione en un caudillo o ídolo de masas. Muchos no le verán a esto riesgo alguno o algo de lo que prevenirse. Pobres incautos, el día que hayan tenido que cargar con la responsabilidad de ver como cada acto es analizado e imitado, entenderán a lo que me refiero. ¿Cómo podría vivir sabiendo que un movimiento mío puede suponer una decisión fatal para algún imprudente sólo porque le parece que hay crédito en mi persona? Me he equivocado millones de veces en mi vida, pero esa situación me ofrece la oportunidad de que se equivoquen otros por mi culpa. Me horroriza esa idea, anhelo el anonimato, lo necesito.
martes, 21 de diciembre de 2004
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