martes, 28 de diciembre de 2004
LA VERDADERA KRYPTONITA
Seguramente el tamaño de los problemas que nos aquejan a cada uno por separado se vería reducido de forma drástica si fuésemos capaces de enfocarlos de la manera precisa. Muchas veces es mayor problema nuestra predisposición a encararlos que los problemas en sí. Suena un poco a regañina, pero en el fondo todos somos unos miedicas. En la mayoría de las ocasiones poco más que una buena dosis de ánimo y valentía es suficiente para arreglar el entuerto. Desde luego esa es la técnica que los grandes héroes utilizaron, (Si no fuera así, nunca habrían sido grandes héroes). Quizás ellos se dieron cuenta de que lánzandose, el problema estaba resuelto. Como el rey David se enfrentó a Golliat, con convencimiento, coraje y confianza. Constantemente reclamamos un milagro o que alguien nos proporcione la kryptonita adecuada para tener un mínimo de garantías a la hora de confrontar al gigante. Pero no podemos detectar que esa kryptonita reside en nuestro propio interior y en nosotros mismos. Muchos conocidos y admirados guerreros se armaron sólo con su valor y nos han demostrado que es arma suficiente. Es una pena que todavía no puedo explicar de manera creible el porqué de que algunos otros con el mismo valor no hayan obtenido el salir vivos del combate...
miércoles, 22 de diciembre de 2004
UN REGALO PARA TODOS
No sé si existirá alguna persona que pueda presumir de disfrutar de una vida en la que no estime oportuno resaltar ningún detalle que le encantaría mejorar. Dudo de que contemos con el personaje conforme con su entorno y sus circuntancias personales. Pero, en el extremo opuesto, puedo afirmar seguro de mí mismo que existieron, existen y existirán aquellos que no encuentran nada que les agrade en su historia. La vida contiene esa triste característica, es inevitable, pero no por ello deja de ser una oportunidad, una bendición. Vivir en la situación más precaria que pueda darse, hay que saber valorarlo. No es como un empleo o una aventura que si sale mal puedes abandonar para reintentar otro día. Es un viaje continuo, pero finito e irrepetible. Algo que otros muchos perdieron, tal vez mientras que no deseaban abandonar, y que hubieran dado todo por continuar en situaciones mucho más difíciles que la nuestra. Si pudieramos preguntar a los que se fueron, seguramente nos hablarían mucho mejor de este don de lo que podemos imaginar. La vida es un regalo, el mejor regalo. Así como un pájaro no tiene derecho a quejarse por ser capaz de volar, nadie puede lamentarse por estar vivo.
martes, 21 de diciembre de 2004
CONTRAINDICACIONES DE SER ESTIMADO
Sea cual sea la cualidad de la que te puedas sentir más orgulloso, eso no puede impedir que algún día pueda volverse en tu contra, o peor aún en contra de todos. Lo que tengas como el mayor tesoro que poseas, sin un correcto manejo por tu parte, resultaría algo destructivo hacia ti sin darte cuenta.
En ocasiones las personas degeneramos en borregos y nos dejamos guiar sin demasiada exigencia. En realidad a veces nos enganchamos a los más variopintos inútiles reclamándoles guianza y consejo. La gente elige sus líderes basándose en criterios absurdos, por eso no es de extrañar que cualquiera de nosotros devolucione en un caudillo o ídolo de masas. Muchos no le verán a esto riesgo alguno o algo de lo que prevenirse. Pobres incautos, el día que hayan tenido que cargar con la responsabilidad de ver como cada acto es analizado e imitado, entenderán a lo que me refiero. ¿Cómo podría vivir sabiendo que un movimiento mío puede suponer una decisión fatal para algún imprudente sólo porque le parece que hay crédito en mi persona? Me he equivocado millones de veces en mi vida, pero esa situación me ofrece la oportunidad de que se equivoquen otros por mi culpa. Me horroriza esa idea, anhelo el anonimato, lo necesito.
En ocasiones las personas degeneramos en borregos y nos dejamos guiar sin demasiada exigencia. En realidad a veces nos enganchamos a los más variopintos inútiles reclamándoles guianza y consejo. La gente elige sus líderes basándose en criterios absurdos, por eso no es de extrañar que cualquiera de nosotros devolucione en un caudillo o ídolo de masas. Muchos no le verán a esto riesgo alguno o algo de lo que prevenirse. Pobres incautos, el día que hayan tenido que cargar con la responsabilidad de ver como cada acto es analizado e imitado, entenderán a lo que me refiero. ¿Cómo podría vivir sabiendo que un movimiento mío puede suponer una decisión fatal para algún imprudente sólo porque le parece que hay crédito en mi persona? Me he equivocado millones de veces en mi vida, pero esa situación me ofrece la oportunidad de que se equivoquen otros por mi culpa. Me horroriza esa idea, anhelo el anonimato, lo necesito.
martes, 14 de diciembre de 2004
Un pequeño milagro
El pobre viejo no esperaba que lloviera, pero llovió, y mucho más de lo que podía haber imaginado. Durante horas aquellas malditas nubes no dejaron de vomitar irremisiblemente, sin pausa alguna. Todo el patio se convirtió en un barrizal, el patio que siempre había estado tan seco como el corazón del solitario viejo. Él físicamente dejaba mucho ya que desear en lo que a fuerzas se refiere, por eso el que hubiera tardado varios días en terminar de cavar el agujero en el que deseaba ser enterrado en ese mismo patio. Pero aquella imprevista lluvia se había encargado de borrar todo indicio del trabajo finalizado y ahora habría que volver a empezar. Mas él no dejaba de ser un pobre viejo, así que pensó que aplazar la reconstrucción de su obra era lo mejor por el momento. Sólo dejó que transcurrieran un par de días para salir de nuevo a observar su húmeda y saboteada tumba. Fue entonces cuando se vio sorprendido por algo que jamás había visto antes. Aquella tierra tan árida y seca, a la que nunca había prestado la más mínima atención, tras haber sido empapada, había permitido brotar en ella multitud de diferentes flores, todas ellas preciosas. En definitiva, la lluvia que maldijo hasta la saciedad dos días antes, había convertido por su propia cuenta y riesgo lo que él planeara como un cementerio en un colorido jardín que alcanzó a rozar su sensibilidad. De manera que aquel anciano que viviera triste y esperando su fin, comprendió que su vejez no era causa suficiente para rendirse. Entonces, abandonando la idea de volver a escavar nuevamente un sitio donde ser enterrado, comenzó a centrarse en cuidar y admirar las flores que ahora rodeaban su casa. Y Aunque no pudo evitar seguir siendo viejo y débil, eso no le impidió terminar sus días feliz.
domingo, 12 de diciembre de 2004
IDENTIDAD Y DESTINO
Los días acumulados terminan siendo años, y los años contenidos en una vida en realidad no son demasiados. Al final de todo y de todos, termina uno dándose cuenta de que no puede afirmar rotundamente haber encontrado respuestas a todas las preguntas que le inquietaban desde pequeño llegando luego a asustarle siendo adulto. Yo, personalmente, he acordado conmigo mismo el conformarme si logro responder las dos más importantes a mi parecer: "¿Quién soy?" "¿Qué quiero ser?" Si llegara a contestarlas podría dedicarme a todas las demás, pero ahora ya con una dosis de ansiedad notablemente reducida.
No me conozco en absoluto todo lo que es recomendable. ...¿Cómo soy? ¿Qué me gusta? ¿Qué odio? ¿Qué cosas me duelen? ¿Qué lugar ocupo en la vida de los que me rodean... De veras que soy bastante más desconocido para mí mismo de lo que me gustaría. Si hasta cierto punto es desconcertante convivir con un desconocido... ¿Cómo de angustioso ha de ser vivir dentro de uno? Al igual que necesito averiguar con qué armas y defectos cuento para caminar (ir a ciegas siempre es un handicap), debería fijar la meta, y no correr alocadamente sin sentido. Poner un objetivo que dicte los parámetros de mis actos en su favor, a ser posible un objetivo utópico que no me permita bajar los brazos a mitad de vida porque un golpe de suerte me haya permitido alcanzarlo. Por ahora, antes de desear nada, necesito saber quién soy y quién quiero ser, para así poder obrar en consecuencia y no convertirme en mi propio estorbo. Sigo buscando una identidad y un destino.
No me conozco en absoluto todo lo que es recomendable. ...¿Cómo soy? ¿Qué me gusta? ¿Qué odio? ¿Qué cosas me duelen? ¿Qué lugar ocupo en la vida de los que me rodean... De veras que soy bastante más desconocido para mí mismo de lo que me gustaría. Si hasta cierto punto es desconcertante convivir con un desconocido... ¿Cómo de angustioso ha de ser vivir dentro de uno? Al igual que necesito averiguar con qué armas y defectos cuento para caminar (ir a ciegas siempre es un handicap), debería fijar la meta, y no correr alocadamente sin sentido. Poner un objetivo que dicte los parámetros de mis actos en su favor, a ser posible un objetivo utópico que no me permita bajar los brazos a mitad de vida porque un golpe de suerte me haya permitido alcanzarlo. Por ahora, antes de desear nada, necesito saber quién soy y quién quiero ser, para así poder obrar en consecuencia y no convertirme en mi propio estorbo. Sigo buscando una identidad y un destino.
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