jueves, 8 de julio de 2004

COMBATE CUERPO A CUERPO

Hay ocasiones en las que perder, es ganar. No es nada fácil explicar el cómo o por qué de este absurdo. Las batallas más duras y las más complicadas son las que nos enfrentan con aquellos que jamás podríamos catalogar como enemigos, con aquellos por los que daríamos todo. En esos casos uno lucha con todas sus ganas, pero tambien con la tonta esperanza de ser derrotado. Entonces el dolor, que en ningún momento deja de ser cruel, contiene ocultas partículas de dulzor solamente apreciables por la víctima. Por eso, un final lento, pero sanguinario, es el que ambos bandos, sin anunciarlo, inconscientemente, han acordado de antemano. Si alguno de los dos levantara una bandera blanca, podrá ser definido como traidor porque negó a su adversario la dosis de sufrimiento de la que se habia hecho acreedor. En esas guerras perder es más honroso que ganar; morir en la refriega, el más noble título al que se puede aspirar.

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