jueves, 29 de junio de 2006

QUERER, DEBER, PODER

Estamos con frecuencia inmersos en obligaciones, sueños, deberes, limitaciones, promesas, imposibles, ... En definitiva, hablo de las circunstancias acumuladas que dictan nuestro trayecto en la tierra. Porque es muy extraño que alguien pueda diseñar su vida y que esta se desarrolle a la perfeccion según el plan programado. Lo natural es que haya caído en el olvido algún detalle capaz de cambiar todo. Por eso siempre digo que cuando empiezas a trabajar en un proyecto hay que valorar tres aspectos importantes, para mí los principales: El primero es "Qué quieres hacer", en qué consiste exactamente lo que deseas ver, vivir o efectuar. El segundo es "Qué es lo que debes hacer", nunca deberías olvidar que nadie cuenta con libertad-impunidad completa; ni libertad legal, ni libertad moral, ni cualquier otro tipo de libertad que le acredite para hacer salvajadas; aunque cada vez la humanidad vaya poniendo más en tela de juicio eso. Y por último, el tercero es "Qué es lo que estás capacitado para hacer", qué cosas están en tu mano y no son demasiado difíciles, caras, o duras. Algunas personas recurren más a uno de esos planteamientos, otras personas utilizan en demasía otro. El uso de esos tres aspectos son diferentes en cada persona, no creo que existan dos que puedan coincidir por completo en ello, de ahí que podamos ser únicos cada uno. El querer, el deber o el poder, ¿Cuál es el que rige tu vida?

jueves, 22 de junio de 2006

MENS SANA Vs CORPORE SANO

Aún recuerdo como funcionaba mi vida hace unos años, cuando las hormonas tenían la total hegemonía de mis actos. El tiempo ha pasado, y las cosas ya no son, ni de lejos, como antes. Entonces hubiera podido decir que yo sólo era un cuerpo con alma, aunque ésta no tuviera un papel demasiado preponderante en mi historia. Poco a poco, los años han hecho mella en mi cuerpo, y eso me ha obligado a aferrarme a mi otra única posesión legítima, a la que la vejez no puede estropear, mi alma. De repente me he convertido en un alma encerrada en un cuerpo. Mi alma rige mis actos, puedo ver como mi cuerpo se deteriora sin preocuparme, mi cuerpo ya no es importante, no me cuesta trabajo aceptar canas, arrugas o alguna enfermedad que me limite. He conseguido desarrollar el conformismo básico en una persona para vivir sin estar obsesionado. Sin abandonarme al porvenir como hubiera hecho el mismísimo Diógenes Cínico puedo reirme cada vez que encuentro que he envejecido un poquito o que el tiempo no puede regresar a darme nuevas oportunidades y es imposible que yo pueda volver a ser físicamente el mismo que cuando era un adolescente impulsivo. No sabría decir si prefiero la situación antigua a la actual, se supone que es ahora cuando tengo consciencia de lo agraciado que soy al valorar mi alma (¿Tengo algo que supere su valor?), probablemente no en su justa medida, pero desde luego de manera más ecuánime que cuando mi cuerpo era lo más importante. No me importa ver a mi físico perderse, sé que mi alma crece de manera inversamente proporcional.

jueves, 1 de junio de 2006

APRENDER A AMAR

Cuando algo desaparace es cuando uno se da cuenta de las verdaderas dimensiones que ocupaba. Uno se para frente al hueco que ahora ha quedado y observa que lo que antes parecía ornamental se ha convertido de repente en imprescindible. Algo que siempre ha tenido la etiqueta para nosotros de diminuto y recambiable, al ausentarse, descubrimos que nos ha legado un abismo en su lugar. Es que nos hemos acostumbrado a vivir de maravillas y de circunstancias de las que ahora no comprendemos su importancia ni en su mínima medida. No nos damos cuenta de lo que vale la libertad, la salud, la VIDA... y difícilmente vamos a conocer ese valor de la misma manera que han terminado conociéndolo aquellos que han llegado a echarlos en falta. A veces le retiramos el amor a nuestros padres o a algunos amigos, sin motivo, sólo porque nos hemos cansado, un día nos faltará alguno de ellos y lloraremos como si nunca nos hubiéramos olvidado de que son acreedores de todo el cariño que podamos alcanzar a generar. De repente entonces les amamos justo como se merecían, con todas nuestras fuerzas, pero solámente porque ya se han ido, porque cuando nos roban lo que queremos, algo activa en nosotros la capacidad de amarlo más, hasta límites que quizás no hubiéramos imaginado. Hay algunas cosas de las que, para estar realmente enamorado, tienes que perderlas al menos una vez.