lunes, 28 de marzo de 2005
EXTRAÑO ACTO DE PIEDAD
La capacidad de algunos para omitir o disfrazar sus maldades y excesos les lleva a inventar expresiones para defenderse, que ya en su misma terminología resultan contradictorias. Aún así, se han hecho populares en nuestro hábitat hoy en día y muchos de nosotros, sin haberlas apenas analizado, no nos atrevemos siquiera a ponerlas en duda. Alguien, alguna vez, en algún difícil compromiso, proclamó que existía una manera de mentir que tenía que ser perdonada irremisiblemente, dado que esa mentira, ya en sí, se trataba de un acto caritativo balsámico a favor de aquel que la recibía: La "mentira piadosa”. “Mentir para ayudar” es la idea básica de ese proceso, algo difícil de asimilar, al menos para mí. Si se pudiera ayudar a alguien ocultándole la realidad, lo que le rodea o lo que le espera, esa mentira “piadosa” debería ser aceptada y proclamada como medicinal y provechosa. Pero una mentira siempre es sinónima de engaño y de trampa, de manera que “falsear la realidad con cariño” aplicará sin falta el mismo infalible resultado que si se hace con sarna o rabia, tanto para la víctima como para el verdugo. Que cuando la verdad se hace su merecido hueco y la mentira se desvela, aporta al mismo tiempo dolor al engañado que vergüenza al engañador, que siendo sin duda menos grave, también escuece bastante. No así la verdad, que por muy dura que sea, siempre se agradece, aunque sólo los valientes estén capacitados para blandirla en cualquier situación. Si como decía Anatole France: “Mentir es matar un poco”, tendríamos que hablar de algo tan ridículo como “asesinatos piadosos”. Por favor no se dediquen a practicarlos, al menos conmigo.
miércoles, 23 de marzo de 2005
PEOR QUE EL DOLOR
Una de las peores cosas que puedes desear a otra persona es el dolor. Hasta es fácil llegar a pensar que no alcanza nada a estar a ese nivel de dificultad cuando este se padece. Yo mismo he podido saborearlo en todas sus posibles versiones (¿Quién no lo ha hecho?), e incluso he podido hacerlo sufrir (Siempre involuntariamente, lo prometo). Así pues, tras haberlo bebido y haberlo dado a beber, no tiene sentido que ahora niegue su dureza, pero me atrevo a decir que hay algo peor. Sé que por encima de todas las penas está la de la ausencia, la de mirar atrás y notar que hay algo que ya no está. Las personas somos así, siempre tiene más valor a nuestro parecer lo que perdamos que lo conservado. Habrá quien lo pueda catalogar como una versión especial del dolor, es aceptable, pero no del todo cierto. El dolor a mi entender viene aplicado por algo añadido: Una enfermedad, una mala racha, un golpe, una mentira... O por algo que se ha ido, que nos han quitado; en cierta forma se complementan ambos. La ausencia suele contener siempre una cápsula de dolor, en parte independiente, en parte anexa. De todas maneras es fácilmente reconocible la frontera entre ambos. Y mucho más sencillo el comprender cuánto más grande es la dificultad de afrontar la ausencia que el dolor. En el momento en el que cures esa ausencia calmarás el dolor, no creo que alguien pueda aplacar uno de esos dolores mientras que la ausencia sea latente. Es que un ser humano común no está capacitado para perder algo a lo que ha tomado cariño.
viernes, 18 de marzo de 2005
UNA INVERSIÓN IMPORTANTE
Para ser poseedor de una amistad verdadera, no sé qué es exactamente lo que hay que tener. Por amistad entiende mucha gente a relacionarse con alguien y hablar a menudo con esa persona, participar juntos en actividades divertidas, intercambiar abrazos, decirse tonterías sabiéndose comprendido, etc. Creo que tengo en cuenta muy poco esa parte de la amistad. Lo que, a mi parecer, de verdad llena de una amistad y debe ser valorado es el aspecto en el que para un amigo, sin ser jamás un obstáculo ni estorbo, permanece alerta a todas las necesidades emocionales que surjan. De manera que el amigo siempre pueda sentir que tu amor por él no se ha evaporado o devaluado ni siquiera en lo más mínimo. Aunque no le veas desde hace años, o se haya situado en una situación de autismo provocado. Pienso que lograr una amistad que contenga esa característica es un gran tesoro. Pero es muy difícil poder desarrollar una amistad que conlleve tal accesorio, porque el mecanismo de la amistad sólo funciona si se ejecuta recíprocamente. No se puede sembrar una amistad esperando recibir más de lo que se está dispuesto a ofrecer, no sale bien, se desploma, la mayoría de las veces haciendo mucho daño a por lo menos una de las bandas. No hagas amigos exclusivamente para tener con quien jugar o divertirte, para eso te bastaría con un payaso, mantén, más bien, en tu círculo de amistades a quienes creas capacitados para recibir tu cariño y regalarte el suyo en cualquier momento.
miércoles, 16 de marzo de 2005
Evitable
Tal vez lo pude evitar...
Si no te hubiera visto reír,
Si no hubiera apretado fuerte tu pequeña mano,
Si nunca me hubiera detenido en mirar tus ojos,
Si no me hubiera sumergido furtivamente en tu vida,
Si no te hubiera abrazado cuando llorabas.
La culpa fue mía,
Podría haberlo evitado
Si no hubiera creído tus promesas...
Si no te hubiera visto reír,
Si no hubiera apretado fuerte tu pequeña mano,
Si nunca me hubiera detenido en mirar tus ojos,
Si no me hubiera sumergido furtivamente en tu vida,
Si no te hubiera abrazado cuando llorabas.
La culpa fue mía,
Podría haberlo evitado
Si no hubiera creído tus promesas...
PAPEL SIN GUIÓN
“Quiero ser famoso”, me dijo alguien hace poco. “Paco, ¿Qué tendría que hacer creer a la gente para ser famoso?”. Me suena digno de preocupación severa, terrible . ¿A quién no le ha podido alguna vez la tentación de llamar la atención del resto de la humanidad? Pero ¿A quién le ha merecido la pena tal intento? He visto, creo, todas las versiones existentes. El que a base de escandalizar a sus semejantes pretende la fama, el que se hace pasar por poseedor de cualidades inalcanzables, el que aparenta necesitar de la caridad del resto de la humanidad... Pobres, suelen recolectar el resultado contrario al propuesto. La ocupación que se trata de modificarse a sí mismo para ganar notoriedad ante la sociedad es tan ridícula que el ser humano por naturaleza no puede evitar sentirse atraído por ella. Les ves que se sumergen en esa engorrosa actividad hasta que han sobrepasado el punto de no-retorno, y te preguntas qué tipo de vida es el que deberían por lógica desarrollar ahora. Tal vez ya no sea posible llevar las rutinas pertinentes de cara a aquellos que han creído engañar y su tipo de vida de siempre frente a los que conocen sus verdaderos intríngulis. Y terminas viéndoles, ahí, corpore in sepultum, víctimas de su pretencioso pero estúpido plan. Queriendo inventar una manera de cambiar los detalles propios que la vida les asignó, han desembocado en un escenario constante que no creo que se pueda disfrutar por parte del actor. Porque cuando alguien desempeña un papel que en realidad no le pertenece, es natural que en su interpretación haya situaciones en las que tenga que vivir donde se prometió no estar jamás, tomar lo que aborrece, o incluso matar a quien ama.
miércoles, 9 de marzo de 2005
LO CRUEL DE LA "JUSTICIA"
Como si alguien hubiera dictado la obligatoriedad que hace forzosas las culpabilidades que no dejamos de adjudicar, nuestro mundo se empeña preocupadamente de que cada uno de los sucesos, de los que somos a la vez testigos y partícipes, tengan alguien a quien responsabilizar, la mayoría de las veces de manera más acusatoria que gratificante. Hay un acerbo popular, al que hemos creído consecuente llamar “justicia” que es la encargada de distribuir condenas y condenados, algo que se ha convertido a sí mismo y por encima de las personas en una serie de actos y ritos que nos pastorean. Sí que un mundo sin en ese grupo de derechos se convertiría en un caos al instante, pero le queda tanto por avanzar todavía... Nuestro sistema para adjudicar responsabilidades está en pañales, en pañales sucios probablemente. Necesitamos matizar mucho más los millones de detalles que rigen nuestras normas de convivencia, así muchas veces esas leyes de las que tan orgullosos nos sentimos y de las que presumimos nos hacen avergonzarnos también a menudo. Se contradicen, nos encierran, no funcionan... Y no sólo las leyes acusan de manera ridúcula e incoherente, nosotros mismos repartimos nuestro rencor y nos instalamos en las rencillas con un baremo absurdo. Se nos ha olvidado que hay situaciones en las que no hay que encontrar al malintencionado ni al imprudente. No siempre hay un culpable. A veces las cosas suceden porque sí, y no porque nosotros las hayamos preparado. Nadie es culpable de que la primavera tenga que terminar.
miércoles, 2 de marzo de 2005
PEQUEÑO INCISO
Siempre he pensado que mi vida privada no puede llegar a interesarle a nadie en ninguna manera. Si acaso tal vez a algún que otro malintencionado rencoroso que pretenda recopilar datos sobre mi persona con el fin de afinar más su ataque cuando este se produzca. Como es obvio, no me parece que ese público merezca que colme sus expectativas. Más bien acostumbro a creer que la gente que pueda llegar a interesarse por detalles de los que yo escriba lo hace por leer algo inédito, algo que, desde mi retorcido cerebelo se les haga divertido o curioso. Así que procuro siempre no meter a nadie mediante mis escritos en mi vida y mis problemas personales, pero sí hacer uso de ellos de manera oculta edificando mis artículos en cada capítulo nuevo que ellos me descubren. Resultaría ridículo que yo pueda ser metido jamás en el mismo paquete histórico o mediático que Anna Frank, David Beckham o Aznar, por eso estoy evitando siempre convertir esto en un diario personal. Sólo quiero escribir, expresarme, comunicar, de veras que no tengo ninguna necesidad de vender mis andanzas. ...Sin embargo, tristemente, alguien que escribe no puede nunca separar por completo su vida de su prosa, y buceando no demasiado profundo es fácil toparse con mis secretas guerras internas, infinitas, privadas y personales. Confío en que sepan perdonarme.
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